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Chanel aterriza en la Habana: La France à la Cuba

Desde que Chanel anunció a finales de 2015 que su colección Resort…

Por: Madeline Rivas
Chanel Resort 2016-2017
Paseo del Prado, Habana, Cuba

Desde que Chanel anunció a finales de 2015 que su colección Resort 2016-2017 sería presentada en La Habana, Cuba, se generó una gran polémica en el mundo de la moda (y urbe et orbi). Karl Lagerfeld, director artístico de la firma de lujo, recreó una colección que integró los colores, la cultura y los elementos estéticos de la isla caribeña con los clásicos códigos estilísticos de Chanel, que responden a una mujer etérea, universal. El Paseo del Prado, una de las arterias principales e icónicas de la ciudad, fue el lugar seleccionado para realizar esta descarga de moda con una importante connotación cultural, en la que incluso parte de los modelos participantes fueron cubanos.

En este viaje que la maison emprendió con destino a uno de los lugares más exóticos del Caribe, las referencias del gentilicio, la cultura, los colores, la arquitectura y hasta de sus tradiciones, fueron tomados en cuentas por “el Káiser”, quien además se alzó con la presea de ser el primero en realizar un desfile de estas dimensiones en territorio cubano. Parte del ADN latinoamericano se ve volcado en esta muestra, y más allá de las referencias pop y obvias, se pasea por ese código genético nuestro que celebra, por ejemplo, la inclusión de rafia y palma de moriche como una de nuestras principales banderas. Así se vio en La Habana, cuando gran parte de las modelos lucieron los clásicos Panama Hats, esta vez firmados por Maison Michel.

El Resort 2016/2017 de Chanel refleja la vegetación tropical de la isla a través de sus icónicas palmeras; la fauna mediante las exóticas aves y pájaros caribeños; el famoso tabaco en diferentes tonalidades de marrón; mientras que el acento social y político se puso de manifiesto en las boinas negras que buscaban reinterpretar el look de uno de sus líderes, Ernesto Ché Guevara. Los zapatos fueron los clásicos Oxford de doble tono y en diferentes modelos, así como sandalias de baño adornadas con las eternas cadenas de la casa francesa. En el caso de los bolsos y carteras, el tejido en crochet fue uno de los grandes protagonistas.

La colección se divide en varios momentos, pero en el torso la gran protagonista es la reinvención de la guayabera, camisa tradicional de Cuba;  tanto que Lagerfeld la trabajó en materiales como organza, tul, seda y chifón, y además realizó variaciones hasta en su cuello, mangas y puños. El esmoquin tropical, de chaqueta blanca, fue una de las grandes apuestas de la muestra que define su lado más andrógino a partir desde este clásico. Las transparencias, tweed, dénim, impecables plisados, flecos y volantes están presentes a lo largo de esta apuesta, que también maneja elementos pertenecientes al uniforme militar de la isla y uno de los lados más divertidos de la propuesta: el colorido estampado de carros antiguos.

Las olas de aplausos y cuestionamientos se seguirán escuchando por largo rato más.

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