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Elias Crespin: ballet electrocinético

    Cuando el equipo editorial me comentó que un nuevo apartado…

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Elias Crespin Foto: Elias Crespin

 

 

Elias Crespin Foto: Elias Crespin

Cuando el equipo editorial me comentó que un nuevo apartado de entrevistas tendría lugar en el formato web de la revista, ya habían acordado que el primer personaje a entrevistar debía ser Elias Crespin. De inmediato me puse en contacto con Dulce Gómez, artista venezolana de amplia trayectoria, a quien tengo la dicha de contar entre mis amigos personales y fue ella la que me puso en contexto. Lo que comenzó como un trabajo especial bajo la encomienda de los artífices editoriales de LUSTER Magazine, se fue tornando en genuina admiración por la obra de un artista, hasta ese momento, desconocido por mí. De manera que para el momento de hacer el contacto con el atelier de Elias en Paris, ya no era el trabajo de un redactor que entrevista a una personalidad, sino que se había forjado en mí un auténtico interés por la obra de nada más y nada menos que el nieto de Gertrud Goldschmidt y Gerd Leufert.

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Malla Electrocinética I, 2002-2004 Aluminio, plomos, nylon, motores, computadora, interfaz electrónica 50 x 50 cm. Foto: Cortesía de Elias Crespin

Sin embargo, no era esta singularidad genealógica lo que más llamaba mi atención. Me inquietaba más saber cómo es que un licenciado en informática había terminado desarrollando de pronto una propuesta plástica tan sólida. Elias, a quien por fin llegamos a través de la gentil Marianna Gelussi, se confesó con nosotros y nos dijo: La necesidad de expresión es algo que sientes, que intuyes. Las ganas de crear, que están muy asociadas a lo que llamas necesidad de expresar, las he sentido siempre. Esas ganas están ligadas a la decisión de estudiar computación. En computación, y más específicamente en la programación de computadoras, aparece una maleabilidad fascinante de las ideas que conviertes en programas que funcionan por sí solos. Programé mucho por el sólo placer de observar(…) Esos veinte años que transcurrieron, entre comenzar a estudiar y darme cuenta que todo eso me sirve para construir objetos que permiten expresar mi visión del mundo, me prepararon, sin saberlo, con técnicas y experiencias que luego me habilitarían para sumergirme decididamente en la aventura de la creación artística.

TriNet Multi. Foto: Cortesía de Elias Crespin

TriNet, 2011 Aluminio, plomos, motores, computadora, interfaz electrónica 293 x 260 cm. Foto: Cortesía de Elias Crespin

Pero no fue sino hasta el cambio de milenio que aquello que venía gestándose en el interior de Elias desde siempre cuajó en el deseo de tomar las riendas de su naciente carrera artística en sus propias manos: “Un momento clave en esta evolución, un golpe del destino,  fue encontrarme (por casualidad un día visitando la exposición de Gego en el Bellas Artes en el 2000) frente a un cubo vibratorio de Soto y quedar allí fascinado, embelesado con esa pantalla tridimensional de nylon vertical que desplegaba un cubo azul y uno rojo adentro (¿o al revés? ¿o blanco?). (…) fue un punto neurálgico de mi historia: entender todas esas fórmulas graficadas era la clave para darle movimiento a elementos suspendidos, y eso, parecía ser arte. Sentí que tenía arte al alcance de la mano. Probablemente, pensé, esa visión podía ser materializada y mostrada a otros y produciría interés, y con suerte, fascinación y deseo. Había que probar”.

Circulo rojo transparente. Foto: Elias Crespin

Circuconcéntricos rojo transparente, 2013 Acrílico, nylon, motores, computadora, interfaz electrónica 100 cm diámetro The Brillembourg Capriles Collection of Latin American Art. Foto: Cortesía de Elias Crespin

En cuanto a la relación con sus abuelos y la manera en que ellos calaron en su formación integral, relata: Aprendí a doblar alambritos y juntarlos para hacer volúmenes en el taller con Gego. Y Gerd me dejaba copiar su trabajo como ejercicio: A medida que él trazaba sus emblemas, yo del otro lado de la mesa, trataba de hacer lo mismo. Eso fue muy enriquecedor. Pero lo más importante, y me siento muy agradecido por eso, fue vivir de cerca (y sin la menor intención de ser artista), el discurrir cotidiano del trabajo de dos grandes artistas: Atestiguar su saber hacer y su saber ser”.

La informática está al servicio de los deseos de la estética y los poemas visuales”[/blockquote]

Cuando llegó el momento de referirnos a su propia obra, que él mismo cataloga de “electrocinética”, la interrogante surgió prácticamente sola: ¿En qué medida beben tus instalaciones de la corriente cinética? ¿Cómo desarrollas la simbiosis entre arte y tecnología, entre cinetismo e informática? Sin titubeos respondió: “En la medida en que mi sensibilidad, así como la de tantos en Venezuela, fue impregnada en buena parte, de la obra de los maestros cinéticos. Me atrae y me interesa la estética del cinetismo y su planteamiento. Ahora bien, además de beber corriente cinética, mis obras beben corriente eléctrica para mover bits y bytes y controlar al microsegundo el silicio de los circuitos integrados y los campos magnéticos de sus motores. Todo esto para modular suavemente una danza que viene a ser como un poema dinámico, un poema visual, una música que se escucha con los ojos. Parece haber algo más que cinetismo. Estoy en eso. La informática está al servicio de los deseos de la estética y los poemas visuales. Manteniendo esto claro, la simbiosis arte-tecnología me funciona”.

ELV timelapse. Foto: Cortesía de Elias Crespin

Plano Flexionante 4, 2013 Aluminio, nylon, motores, computadora, interfaz electrónica 2 x 9,6 cm Vista de la exposición en la Galerie de la Marine, Niza, Francia, 2014. Foto: Cortesía de Elias Crespin

Hasta el pasado 5 de marzo, la Galería Cecilia de Torres expuso una obra de Crespin en el marco de The Armory Show. Con jovialidad nos contó: “Es una obra de 2009. Cuadriláteros, en la que la galería Cecilia de Torres se interesó para exponer en esta edición 2016 del Armory Show. El montaje lo realizó el equipo de Nueva York que ya lo sabe hacer. Desde el punto de vista técnico, mis obras se cuelgan del techo, se enchufan, se les asigna una dirección IP y ¡listo!”. También nos invitó a que visitáramos su página www.eliascrespin.net para hacernos una idea más clara de lo que representa Cuadriláteros.

 

Cuadriláteros. Foto: Cortesía de Elias Crespin

Cuadrilateros, 2009 Acero inoxidable, nylon, motores, computadora, interfaz electrónica 100 x 100 cm Foto: Cortesía de Elias Crespin

Su propuesta plástica resulta sumamente integral, pues no solo combina elementos plásticos y tecnológicos, sino que lo hace en función del movimiento, las formas y el tiempo. A medida que avanzó la entrevista, nos contó acerca de los materiales que usa para lograr esa integración: “La selección del material la realizo por el interés estético que me suscita, pero también por las posibilidades de utilización, costo, significado y disponibilidad. He trabajado varios metales como el hierro, acero, aluminio, latón y cobre, utilizando distintas técnicas como plegado y formado a mano, corte con jet de agua y soldado. También he trabajado el metacrilato (plexiglás) principalmente cortándolo en láser. Con el metacrilato comencé a incursionar en el color junto a la transparencia, inspirado por las Transcromías de Carlos Cruz-Diez que vi durante una visita que le hiciera a su taller de Paris. Y por supuesto, el material te habilita o te limita el color. He trabajado el Dibond y recientemente aluminio pintado. Varios materiales están en la lista de pendientes, como la madera o el bambú. Otro factor que afecta la selección de materiales es el tiempo que le dedique a su búsqueda y prueba. ¡Hay que encontrar ese tiempo! También hay materiales que, simplemente, no me interesan”.

HexaNet on Tubes multiview Foto: Cortesía de Elias Crespin

HexaNet on tubes, 2015 Latón, aluminio, motores, computadora, interfaz electrónica 73 x 65 cm Foto: Cortesía de Elias Crespin

Elias no se despidió de nosotros sin antes agradecernos por la entrevista y por haberlo contactado y hablarnos de su relación con Venezuela, ya que vive en Paris desde el 2008 y tiene su taller en las calles de Ivry-sur-Seine. “En este momento hay una exposición colectiva -Visión Constructiva- en la que hay una obra mía en Espacio Monitor en el centro de arte Los Galpones. Tengo relación personal y profesional con artistas, galeristas y curadores venezolanos. Y por ahí viene algo. No te puedo contar todavía, pero por ahí viene algo” terminó, para mantenernos en vilo y a la expectativa acerca de lo nuevo que tiene, de eso que “viene por ahí” y de esta forma poder seguir disfrutando de la estupenda danza electrocinética que representa la obra de Crespin. Sirva esta entonces como el abrebocas de una serie de entrevistas que, semanalmente, nos acercarán más al trabajo de artistas, artífices y artesanos en virtud de mirarlos bajo otra perspectiva.

 

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