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Guillaume Hansart: “El pisco, para mí, representa un misterio”

Friedrich Nietzsche aseguraba que el mayor aporte de la cultura griega había sido la tragedia.

Por: Angela Leon
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Guillaume Hansart, CEO Fundador de Rompe Mar Pisco. Foto: Paulina Lubert

Friedrich Nietzsche aseguraba que el mayor aporte de la cultura griega había sido la tragedia. Pero ¿qué tiene que ver un género teatral con un destilado? Aunque no lo parezca, tiene muchísimo que ver, porque es en la tragedia donde se oponen y coexisten dos fuerzas fundamentales: lo apolíneo y lo dionisíaco, una dicotomía necesaria para entender el ideal clásico en muchos aspectos, pero también muy útil para comprender algunos detalles en torno a Rompe Mar.

Según Nietzsche, la primera fuerza estaba representada por el sosiego y la serenidad (atributos propios del dios Apolo), pero la segunda, representaba el caos y la vitalidad en la figura de Dionisos, ese dios cuya embriaguez sagrada seduce a los mortales tomando muchas formas, incluso de la un pisco peruano. Dos lados de una misma moneda: bondad y maldad, virtud y defecto, lo divino y lo profano, en eterna complicidad, haciendo gala de la dualidad natural de todos seres.

Para producir pisco, hay una materia prima indispensable: la uva. En el caso de Rompe Mar, hemos buscado crear un pisco versátil con toques florales y cítricos, con buena permanencia en boca, combinando dos cepas: la uva Quebranta, y la uva Italia. Foto: Alexia Ramírez (@alexiarmz)

La idea

En Rompe Mar hay un poco de todo, porque fueron esas fuerzas las que se apoderaron de Guillaume Hansart y mutaron, a través  de él, en un producto sin precedentes: Rompe Mar, un pisco hecho en Perú que representa el epítome de toda una aventura emprendida por quien un día fue extranjero –de padres belgas, nacido en África, educado en Bélgica– y hoy se confunde entre nosotros enalteciendo uno de los destilados latinoamericanos más enigmáticos como fundador y CEO de Rompe Mar: “Fue una decisión impulsiva que tomamos mi socio co-fundador y yo mientras conversábamos, trago en mano, en una reunión con amigos. Lo había conocido hacía un par de años en Santiago a través de una experiencia laboral que compartimos en la misma organización.”

“En Chile, casi todo el mundo toma pisco pero, poco después, realicé un viaje a Perú dónde pude probar el pisco de allí y quedé fascinado. El pisco, para mí, representaba un misterio. ¿Cómo podía ser que un destilado tan rico fuera tan desconocido y difícil de encontrar?”

Proceso de destilación en Bodega Santa María. Foto: cortesía José Antonio Espinoza “Pepe”

Proceso de fermentación de Rompe Mar Pisco en Bodega Santa María. Foto: cortesía José Antonio Espinoza “Pepe”

Bodega Santa María se encuentra en Lunahuaná,Perú, un pueblo en el pie de la coordillera de Los Andes ubicado a 800 msnm. Foto: cortesía José Antonio Espinoza “Pepe”

Esa primera interrogante derivaría en una aventura, la aventura de su vida. Atrás quedaría el mundo conocido, atrás las oficinas y los horarios, atrás los límites del tiempo y la solemne entrega autómata. No había lugar para el desencanto, solo para la vida que necesitaba ser vivida.

Camino a El Dorado

Guillaume, hechizado por el dios de la exaltación, buscó sus propias respuestas en el destino que apenas descubría: “Pude haber escogido el pisco chileno, si tomamos en cuenta que viví seis meses en Chile. Para ese momento, no había pisado tierras peruanas más de una semana. Escogí el peruano por el sabor y el proceso de elaboración más artesanal. Si bien es cierto que ambos son destilados de uva, el pisco peruano es más puro, ya que está prohibido agregarle cualquier cosa que altere su sabor o su apariencia física. En esencia, es uno de los destilados más puros del mundo.”

El valor que más debería exaltarse sobre lo latinoamericano es el amor por la vida, el saber disfrutar del momento.[/blockquote]

“Para producir pisco, hay una materia prima indispensable: la uva. En el caso de Rompe Mar, hemos buscado crear un pisco versátil con toques florales y cítricos, con buena permanencia en boca, combinando dos cepas: la uva Quebranta, y la uva Italia. El secreto es que nos asociamos con una bodega que lleva generaciones produciendo pisco y que conoce personalmente a todos los agricultores a quienes se les compra la uva, asegurando así la de mejor calidad.”

José Antonio Espinoza “Pepe”, maestro pisquero de Rompe Mar. Foto: Guillaume Hansart

José Antonio Espinoza “Pepe”, maestro pisquero de Rompe Mar en su acostumbrado recorrido. Foto: cortesía José Antonio Espinoza “Pepe”

He allí de nuevo la dicotomía: la solemnidad y el éxtasis representados por la uva Italia y la Quebranta, respectivamente. Pero en este punto, ya no podemos hablar de opuestos, sino de una comunión necesaria: la primera como la variedad más delicada y la segunda como la más emblemática.

No podría ser de otro modo, Guillaume está hecho de mezclas y es precisamente la diversidad lo que más lo atrajo de Latinoamérica: “Siempre he tenido un lazo particular con Latinoamérica. En la universidad hice un intercambio y viajé a Colombia no solo para aprender español, sino también para descubrir la cultura latinoamericana. Obviamente me encantó. Después fui a Chile a realizar una práctica laboral y después de eso empecé a trabajar en Ciudad de México, en la oficina de una consultora internacional. Fue allí cuando decidí emprender mi propio negocio.”

Rompe Mar nos invita a romper barreras, a explorar, a buscar caminos alternos, y a atrevernos a conocer lo desconocido[/blockquote]

“He estado rodeado de gente, tanto en México como en Perú, que ha influido de alguna forma u otra en el desarrollo del producto, no solo en su nombre, sino también en la receta y en la apariencia. Todo ha contribuido en este producto que está hecho para transcender fronteras. Tiene un corazón peruano, sin duda, ya que el producto es fiel a sus raíces, pero la marca está diseñada para resonar en personas de todas partes del mundo.”

Guillaume Hansart y Pietro Ciuffuni, Business Developer de Rompe Mar. Foto: Alexia Ramírez (@alexiarmz)

Rompe Mar nos invita a romper barreras, a explorar, a buscar caminos alternos, y a atrevernos a conocer lo desconocido. Foto: Alexia Ramírez (@alexiarmz)

Guillaume y el mar

Resonaría en el mundo. El resultado mismo ya es una experiencia que no solo se degusta, sino que puede palparse y sentirse como el legendario elixir de los dioses. A través de su producto, Guillaume se había encontrado de nuevo con la dualidad sagrada: el alma, representada por el pisco, y el cuerpo, al cual le rindió culto en el extremo cuidado en los detalles relacionados con la presentación, solo le hacía falta el nombre que resonara en los otros.

Esa necesidad especial del nombre perfecto, como todo en esta historia, también tiene su anécdota: “Queríamos un nombre fuerte, con personalidad, que fuese impactante al oírlo. Al inicio, íbamos a llamarlo “Roca Roja”, por una experiencia fuerte que vivimos mi socio co-fundador y yo. Estábamos explorando unas islas rocosas en la costa chilena, y, de repente subió la marea y nos sorprendió. Las olas me proyectaron sobre las rocas, me lastimé las rodillas y estas empezaron a sangrar. “Roca” por la roca, y “Roja” por la sangre. Luego el nombre evolucionó hacia “Rompe Mar”. El logo inicial era una ola rompiéndose contra una roca. Nos gustó ese nombre, pues sigue siendo fiel a ese momento que queríamos conmemorar y también evoca un universo de aventuras, de largas odiseas y de viajes a tierras lejanas.”

El pisco, para mí, representaba un misterio. ¿Cómo podía ser que un destilado tan rico fuera tan desconocido y difícil de encontrar?[/blockquote]

“Rompe Mar nos invita a romper barreras, a explorar, a buscar caminos alternos, y a atrevernos a conocer lo desconocido, eso que nos puede provocar miedo, pero que provee una verdadera experiencia enriquecedora. Debemos tomar riesgos, salirnos de nuestra zona de confort, y en ese proceso es donde realmente nos enamoraremos de la vida.”

Tiene un corazón peruano, sin duda, ya que el producto es fiel a sus raíces, pero la marca está diseñada para resonar en personas de todas partes del mundo. Foto: Alexia Ramírez (@alexiarmz)

De ese modo, se gestó un nexo definitivo entre Guillaume y esta tierra, a través del amor por la vida. Tal vez porque es muy difícil separar el verdadero significado de ese sentimiento de lo que realmente significa ser latinoamericano, y ese imposible él pudo percibirlo muy bien.

Yo, latino

A estas alturas, luego de todo el camino recorrido para llegar a cumplir su sueño en esta tierra que se ha convertido en su casa, Guillaume puede definir mucho mejor esa complejidad que nos caracteriza y que lo hizo llegar a la conclusión de que era esta región el mejor hogar para su proyecto: “De Latinoamérica me fascina la cultura, la espontaneidad, la generosidad de la gente, la música, la comida. México en particular es un país que jamás me ha dejado indiferente. Es el país, que, en palabras de André Breton, es más surrealista que el mismo. Es muy cierto.”

“El valor que más debería exaltarse sobre lo latinoamericano es el amor por la vida, el saber disfrutar del momento. Aquí es donde he visto la mayor cantidad de gente genuinamente feliz, sean como sean las circunstancias que lo rodean. En el caso de México, por ejemplo, tal vez sea el hecho de que la gente tiene otra relación con la muerte. No la rechaza, la acepta como parte de la experiencia de vivir, y eso ayuda a que recordemos que algún día se acabara la fiesta, y que, por lo tanto, hay que disfrutar de cada momento al 100%…”

De Latinoamérica me fascina la cultura, la espontaneidad, la generosidad de la gente, la música, la comida. Foto: Alexia Ramírez (@alexiarmz)


Más sobre Rompe Mar


Pietro Ciuffuni

Business Developer de Rompe Mar

¿Cuál crees que ha sido tu mayor aporte en Rompe Mar?

Cuando llegué a México, Rompe Mar ya era un producto bien elaborado y listo para atacar el mercado y encantar a los consumidores, pero le hacía falta algo en cuanto a branding, un mensaje fuerte que lo distinguiera de la competencia y lo identificara más con un estilo de vida que con un producto. Mi aporte fue poner toda mi creatividad, pasión y conocimiento para mejorar el branding y la comunicación de la marca.

Pietro Ciuffini. Foto: Alexia Ramírez (@alexiarmz)

¿Cómo describirías tu relación con Latinoamérica, con el mar, con el pisco, con Guillaume como jefe?

Soy italiano, pero siento que mis raíces están más conectadas con Latinoamérica que con el norte de Europa, a pesar de la distancia. La gente en Latinoamérica es muy parecida a la gente en Italia: cálida, feliz y con gran sentido de la hospitalidad. Para mí, los latinos son como hermanos. Guillaume, a pesar de ser de Bélgica, tiene alma latina, transmite su pasión con vitalidad y esa es una cualidad rara pero también indispensable para ser un empresario exitoso. Más allá de nuestra relación profesional hemos construido una gran amistad y esto nunca va a cambiar.

Mi relación con el mar es sencilla: respeto puro. No puedes controlar al mar, y tampoco a sus habitantes. El mar tiene su propio equilibrio y armonía y, cuando estás en él, te haces parte de esa armonía. Estando allí no puedes mandar, sino ser un invitado. Me gusta pensar que el pisco es un poco como el mar, algo impetuoso que no puede ser controlado, porque tiene sus tiempos y sus reglas.

¿Cuál es ese rasgo que hace especial a Rompe Mar frente a otros productos de la misma categoría?

Rompe Mar encierra en una botella las máximas calidades de Perú: su tierra, su gente y su historia. Nuestra bodega produce pisco desde hace mucho, sin embargo, Rompe Mar es un producto joven, dinámico, apto para quien vive la vida a lo máximo y disfruta los mejores momentos. Rompe Mar, más que una botella, es un estilo de vida, una búsqueda consciente de la joie de vivre. Una vez pones en práctica esa filosofía en tu vida, nunca la dejas. Tu vida se transforma.

¿Cómo describirías la experiencia de unirte a un proyecto tan significativo?

Siento que nací para hacer esto: ser emprendedor, salir de mi zona de confort abruptamente, tanto a nivel laboral como personal. No siempre es fácil, es mucho más cómodo y menos arriesgado trabajar de empleado. Pero cuando pienso en las experiencia que tengo al viajar a México, luego a Perú, conocer a su gente, ver la bodega, participar de forma activa en la toma de decisiones estratégicas de la empresa y, más importante aún, cuando veo el gran potencial que hay por delante, y siento que soy parte de esto, no me queda la menor duda de que vale la pena y de que este es mi camino. Siento que Rompe Mar será realmente un éxito y estoy muy emocionado de ser parte de esa gran aventura.


rompemar.com

@rompemarpisco