Cuisine

Andrea Dopico Cafarelli: “Seguir mi instinto fue la mejor decisión”

El sabor de la fruta tropical es algo que me transporta inmediatamente…

Por: Patricia Gonzalez
Andrea Dopico Cafarelli. Foto: David Egui

Andrea Dopico Cafarelli. Foto: David Egui

El sabor de la fruta tropical es algo que me transporta inmediatamente a mi infancia; desde recoger mangos y guayabas del piso, recién caídos en su mejor punto, hasta las parchitas del jardín que me daba mi mamá directo del casco con una cucharita de bebé, como si se tratara de una escena paradisíaca de la cual solo lo que vivimos en esta latitud del mundo podemos disfrutar; y es que ¿a quién no le seducen esos dulces sabores cuando el sentido del gusto se encuentra en un estadio cuasi virginal?

Foto: Adán Zárate. Cortesía de Andrea Dopico Cafarelli.

Sin embargo, y a pesar de haber crecido en un contexto en el cual primaba el deleite de los sentidos a través de la cocina, decantarse por la gastronomía no fue la primera opción para Andrea Dopico al momento de elegir la carrera que posiblemente determinaría el resto de su vida, pues lo que ahora significa una labor merecedora de aplausos y premios, antes estuvo detenida por estudios de Publicidad: fue una motivación netamente personal y quizás allí estuvo para mí la dificultad de tomar tal decisión. Estaba a punto de dar un giro radical a mi vida, en contra de lo que mi familia veía como correcto, para empezar (tarde) en una profesión conocida por sus interminables horas de trabajo, arduo esfuerzo físico, y mala paga… Todo me indicaba lo contrario, pero seguir mi instinto fue la mejor decisión que he tomado en la vida, y sin duda alguna, haberse inclinado por el mundo de la pastelería se ha convertido en un camino lleno de satisfacciones.

“Eau du chocolat”, con guajana, banana, maracuyá, avellana y cerveza. Foto: Adrian Egea. Cortesía de Andrea Dopico Cafarelli

El punto de partida lo marcó el haber emigrado a Canadá para matricularse en el programa Baking & Pastry Arts del Pacific Institute of Culinary Arts en Vancouver, siguiendo ese impulso que designaría tiempos posteriores, anteponiendo la pastelería antes que otra área gastronómica: creo que tengo herramientas tanto personal como profesionalmente que me hacen más propensa al mundo pastelero, sin embargo es algo que he descubierto una vez tomada la decisión de seguir este camino, y luego de culminar sus estudios –de los que resultaría la primera de su clase–, regresó a Venezuela para realizar pasantías de la mano del afamado chef Carlos García, quien comanda los fogones del Restaurante Alto en Caracas, Venezuela, el cual es un espacio reconocido como uno de los 50 mejores de Latinoamérica: la sencillez de Carlos no le permitirá reconocer la determinante influencia que él ha tenido en mi carrera, los logros que he conseguido hasta ahora y el cariño que le tengo a mi oficio. En Alto aprendí que la brigada de trabajo es tu familia y las dificultades no son más que retos llenos de infinitas posibilidades.

Andrea Dopico Cafarelli con Carlos García. Foto: David Egui

El siguiente paso fue dar un nuevo salto geográfico, y esta vez sería España el destino elegido por Dopico Cafarelli, aunque años antes este país haya significado su hogar mientras estudiaba Publicidad. Una vez allí, continuó su preparación como Chef Pastelera en las filas del Club Allard en Madrid, restaurante condecorado con dos estrellas Michelín. Luego se trasladó a Barcelona para incorporarse al equipo dirigido por la galardonada chef Carme Ruscalleda en el Restaurante Moments –también reconocido por su excelencia con dos estrellas Michelin- en el Hotel Mandarin Oriental de la ciudad catalana: De Carme he aprendido cómo traducir impulsos creativos a ingredientes en un plato, a ser autocrítica y no dejar de editar persiguiendo la perfección. Moments, a su vez, me dio la libertad de aprender a crear, a confiar en mi paladar, y por eso les estaré siempre agradecida. Allí actualmente continúa con su perfeccionista labor creativa, influenciada por las distintas corrientes gastronómicas que residen en una ciudad multicultural como lo es Barcelona, sin embargo, Andrea no pierde de vista su origen tropical y siempre trata de conjugarlo con su faena diaria: Cuando viajamos, llevamos con nosotros nuestras raíces, nuestra cultura, creando una mezcla de ideas que conllevan a los resultados más inesperados. Es precisamente esta diversidad uno de los atributos que más celebro de nuestra profesión.

El proceso creativo también le debe su existencia a esos pequeños momentos de inspiración que le recuerdan a la chef que el resultado de cada una de sus creaciones no es espontáneo, sino es el producto del trabajo arduo de investigación y de inagotables fuentes de referencias: La inspiración está “hasta en la sopa”, cada plato es un mundo y su proceso distinto. Lo que puedo decir es que, en mi caso, mientras más “tareas creativas” tenga, más cosas se me ocurren, así que he concluido que esto es como un músculo ejercitable.

Bombón de Pisco Sour: Ganache de lima, caramelo de pisco y crocante de almendra. Foto: Adrian Egea. Cortesía de Andrea Dopico Cafarelli

No en vano Andrea Dopico Cafarelli entrenar y educa ese músculo día a día, pues su distinguida participación en la Varlhona Chocolate Chef Competition le ha valido para formar parte de la notable lista de Forbes “Los 30 jóvenes con menos de 30 años en Europa” en la categoría de Artes a la corta edad de 25 años: Es un reconocimiento que ratifica el incesante trabajo de estos últimos dos años, el riesgo que tome al cambiar el rumbo de mi carrera profesional y, sobre todo, la pasión que siento por este oficio. Sin embargo no es algo que cambie el enfoque de mi día a día, en el cual la prioridad siempre ha sido esforzarnos cada día por deleitar al comensal con un trabajo impecable.

Equipo de Restaurante Alto. Foto: Adán Zárate. Cortesía de Andrea Dopico Cafarelli

Hace unos días fuimos testigos del “trabajo impecable” de esta joven chef caraqueña, quien guiada por Carlos García, se integró naturalmente a su inicial equipo de trabajo para deleitar a los invitados a la cena con su dulce propuesta, en la que no podía sino celebrarse el éxito de Andrea en el intrincado mundo de la pastelería en España, a la vez que exaltar los sabores venezolanos en un menú de 10 tiempos. Ambos, sin muchos aspavientos, lograron conjugar naturalidad y distinción plato a plato, hilados por sabores conocidos, pero con el toque de refinamiento que en el Restaurante Alto saben lograr con gran maestría.

Petit fours. Foto: David Egui.

Con la misma sencillez con la que la chef atestigua haber ingresado al mundo de la pastelería, nos cuenta que sus nuevos proyectos la empujan a otros horizontes; ahora Andrea Dopico tiene en sus hombros la responsabilidad de compartir los conocimientos adquiridos hasta ahora: Este año tengo mayor participación en congresos y clases, proyecto que me emociona mucho, porque me permite compartir y a la vez seguir aprendiendo sobre pastelería. Pero mi meta principal, de aquí a dos años, es formar parte del equipo que consiga una codiciada tercera estrella Michelin.

Y para finalizar, a modo de Ping Pong:

¿Cuál es el ingrediente predilecto de Andrea Dopico Cafarelli?

Buen chocolate.

¿Con cuál sabor venezolano deseas experimentar?

Frutas amazónicas.

¿Con quién desearías compartir uno de tus postres?

Con mi Nonno, estoy segura de que le emocionaría verme tan feliz.

¿A qué sabe Latinoamérica?

A fruta tropical en su punto.

¿A qué sabe el lujo?

A calidad de producto.

 

 @andidopico